domingo, 17 de junio de 2012

EL COMBUSTIBLE DE NUESTROS ABUELOS


"En biomasa, la tecnología nos sirve para dar sentido al combustible de nuestros abuelos en nuestro mundo y en el de nuestros nietos."


En la bellísima Alcarria de Guadalajara, mis suegros, Faustino Carbonero y Ana María Taravillo, regentan el bar mesón Taravillo en la plaza del Toril nº 1 de la bucólica villa de Budia.

Además de poder disfrutar de los inigualables cocidos y comidas de Ana Mari, foráneos y locales pueden disfrutar en el Taravillo del calor hogareño de un local intemporal. Calor que en verano lo pone el inclemente sol de la meseta y que en invierno lo pone la metálica y discreta estufa de leña que diariamente alimenta Faustino con los troncos que sube de la leñera todas las mañanas y tardes.

Cuando le pregunto a Faustino por el trabajo que da la estufa, encoge los hombros y afirma que es una mas de las muchas tareas de regentar el bar… en sus propias palabras, “no es na!, mucho mas trabajo me cuesta ganar el dinero con el que tendría que pagar el gasóleo… ese si que está caro!.”

Hace no mas de 50 años (yo hoy calzo 37), toda la villa de Budia y por extensión, casi toda la Alcarria, se calentaba con leñas del monte en los fríos inviernos, y en los veranos, los bosques se hallaban limpios de ramas que ardieron de forma segura en chimeneas y estufas el invierno anterior. Hoy no hay hogar (salvo el estupendo mesón y cuatro sitios mas) que no tenga una caldera de gasóleo; y no hay bosque que no esté hasta arriba de restos de ramas y maleza seca que los convierte en auténticos polvorines. De esto en Guadalajara saben un rato pues hace no mas de 7 años un enorme incendio se llevó por delante 10.352 hectáreas de superficie vegetal y la vida de 11 miembros del retén forestal.

Dentro de los muchos usos que la biomasa tiene como combustible, uno de ellos, quizás el mas popular y cercano, es la generación de calor para la climatización de edificios residenciales, comunidades de vecinos, calefacción de distrito, residencias de ancianos, hoteles, balnearios, spas, piscinas, etc.

El gran reto para permitir el acceso a la energía de la biomasa para dichas aplicaciones ha sido la simplificación de la gestión del combustible. Lo que antes suponía la alimentación manual de estufas y calderas de leña con los incómodos y pesados tarugos que a su vez habían de ser almacenados, ahora se soluciona con sencillas configuraciones de silos, tornillos sin-fin, parrillas móviles, recogidas automáticas de cenizas, paquetización del combustible, sistemas de monitorización remota y un largo etc, de pequeños y sencillos inventos que cada día hacen mas sencilla la gestión del combustible de biomasa y mucho mas atractiva esta opción ante los insufribles precios de los combustibles de origen fósil.

Hoy ya disponemos de todo lo necesario para salir a competir no sólo en precio, sino también en confort y facilidad de gestión con los combustibles fósiles habituales.

A diferencia de los combustibles como gasóleo y gas, en biomasa se disponen de múltiples fabricantes y distribuidores inmersos en una feroz competencia por ofrecer el mejor producto, al mejor precio y con el mejor servicio, lo cual permite una estabilidad en el propio precio del combustible y una garantía en la calidad de dicho producto.

Los servicios de suministro y gestión se llevan a cabo desde las propias distribuidoras o desde las empresas de Servicios Energéticos ESEs,  desde un punto de vista de “servicio integral”, que incorpora no solo gestión del combustible, sino también, mantenimiento, seguros, garantía total de equipos e incluso las propias inversiones necesarias en calderas o equipos. De esta forma se consigue que el cliente final se vea completamente liberado de gestiones aparentemente engorrosas que le permitan acceder a una energía mas limpia, económica e interesante para el desarrollo local.

Las calderas de biomasa para la producción de agua caliente, vapor, fluido térmico o del tipo que sean, son equipos completamente automatizados y programables, con rendimientos muy elevados y fiabilidades por encima de los equipos habituales de gas y gasóleo; y garantía de esto, es que fábricas y procesos industriales como conserveras y lavanderías sustentan su proceso productivo (ininterrumpible y continuado) en calderas de biomasa como única fuente de suministro de energía térmica.

Así pues, hoy ya podemos volver a calentarnos con la energía que usaban nuestros abuelos, no sólo con tarugos de leña, sino también con pellet, astilla, cáscara de almendra triturada, hueso de aceituna, sarmiento y un largo etcétera de lo que hasta ahora eran residuos y hoy por fin vuelven a ocupar su lugar en el complejo objetivo de mantener el suministro energético que necesitamos para nuestro desarrollo. Y desde luego, sin arruinarnos, sin destrozar el hogar de nuestros hijos y sin hipotecar la economía de nuestro país.

Mientras tanto, en Budia, en su pequeño mesón, Ana Mari y Fausti seguirán haciendo uso del aplastante sentido común de la gente sencilla y práctica y calentarán a sus comensales con su magnífico cocido de garbanzos y con su metálica y discreta estufa de leña.


Buen día a todos 8).

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el blog y el Post, es muy bueno, me encantan iniciativas como esta, suerte y animo

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